domingo, 28 de diciembre de 2008

Declaraciones peligrosas


Las declaraciones del gobernador de la Provincia, Daniel Scioli, respecto a bajar la imputabilidad de delitos a menores de 14 años, si no fueron irresponsables, al menos se las pueden considerar imprudentes. Decir que los chicos son los culpables de la inseguridad en el territorio bonaerense es una barbaridad.

Evidentemente el gobernador, con tantas preocupaciones, no advirtió que el contexto en que suceden algunos hechos de violencias que tanto conmueven, están en el marco de la situación violenta que la propia sociedad adulta ha generado. Los chicos practican las mismas reglas de juego que como comunidad se ha instalado. Los menores, en realidad, son víctimas. Estos adolescentes a los que el gobernador Scioli quiere imputar, son, nada más ni nada menos que hijos de la crisis de 2001, cuando vieron como sus familias eran destruidas, excluidas de todo circuito social, cercadas en villas donde el hambre y el sálvese quien puedan se transformaron en el común denominador.

Hasta ahora las políticas aplicadas en relación a los chicos han sido para estigmatizarlos, cuando en realidad lo que hay que hacer es hablarles con su lenguaje. Los jóvenes de entre 14 y 25 años no creen en la política ni en las instituciones, están perdidos en las esquinas, la pasan muy mal, y por eso es necesario rescatarlos, no enviarlos a la cárcel.

Las declaraciones del máximo responsable del territorio bonaerense no fueron felices. Antes de hablar como lo hizo debería revisar las políticas sociales implementadas; el accionar de las fuerzas de seguridad; la función de la Justicia y el tratamiento del tema en los medios periodísticos. No es hablando ni colocando un 0800 para que llamen los niños que se va a solucionar este tema, sino con coherencia y trabajando juntos el Estado, la sociedad civil y el sector privado.

Ordenanza, ¿para qué?


La aceptación de una norma significa su efectivo cumplimiento porque ello implica que se está llevando a adelante la aplicación de esa regla. La introducción viene al caso porque, a modo de antítesis, hace muy pocos días fue presentada en nuestra ciudad la muestra de Animal Planet, en donde fue posible observar los más diversos anfibios, reptiles y arácnidos que estuvieron en exhibición en el Piso de los Deportes del Club Rivadavia. Sin dudas este espectáculo que atrajo a tanta gente estuvo debidamente habilitado por la comuna.

No obstante, vale recordar que desde hace unos años fue sancionada por unanimidad una ordenanza que prohíbe la exhibición de animales en cautiverio en todo el distrito de Necochea.

Un concejal oficialista admitió la existencia de la ordenanza, pero se defendió diciendo que “nunca la reglamentamos”. Se supone que este fue el argumento utilizado por el Departamento Ejecutivo para autorizar la presencia de Planeta Animal en nuestro medio. Empero la excusa no es válida porque la ordenanza es el marco de la norma, y, en este caso, no permite la exposición de ningún tipo de animales.

Esta iniciativa fue votada por unanimidad en el Concejo Deliberante, luego de la presentación de entidades defensoras de los animales ante la llegada a Necochea de un circo. Por esta norma el espectáculo circense no continuó.

Si en esa oportunidad los animales no pudieron ser exhibidos, ¿por qué ahora sí? es la pregunta obligada… como si fuera poco, en los afiches y publicidades de los distintos medios de comunicación, se destacó el auspicio de la Municipalidad de Necochea.

La ordenanza lleva el número 5951/07 y fue modificada por su similar 6262/08 que establece: “ARTÍCULO 1º:- Prohíbase en todo el ámbito del Partido de Necochea el establecimiento temporal o permanente de espectáculos circenses o similares que ofrezcan con fines comerciales, benéficos o didácticos, ya sea como atractivo principal o secundario, la exhibición y/o participación de animales cualquiera sea su especie.

libre de humo, libre de nailon


La sanción de dos leyes en la Provincia de Buenos Aires ligadas al medio ambiente significa un avance muy importante en materia de salud para los bonaerenses. La primera tiene que ver con la prohibición de fumar en cualquier sitio cerrado de uso público, como lugares de trabajo, bares, restoranes, establecimientos educativos, shoppings y estaciones de transporte. Con esta norma, quien pretenda encender un cigarrillo no le quedará más remedio que hacerlo en la calle o en su casa.

Esta ley prevé fuertes multas para los infractores. Pero no serán aplicadas a los fumadores que sean sorprendidos con un cigarrillo encendido sino a los propietarios o responsables del lugar en el que se estaba cometiendo la infracción. Las multas se fijarán en paquetes de la marca más cara comercializada en el país, e irán desde los 250 a los 1.000 atados. En caso de reincidencia, la sanción será de 2.500 atados.

Esta medida incidirá en la calidad de vida de millones de otras personas que no fuman y hoy comparten los efectos del humo en bares, restaurantes y lugares de trabajo. De hecho, ése es el objetivo principal de una iniciativa que indirectamente también protege a quienes fuman.

Desde esta perspectiva no hay pérdidas posibles. En una provincia como la nuestra, donde el tabaco no genera empleo, una ley 100% libre de humo es todo ganancia: gana la población en salud y, por lo tanto, gana también el sistema sanitario ahorrándose millones de pesos al año en recursos para tratar enfermedades asociadas al tabaquismo, establece uno de los fundamentos de la ley.

Municipios cercanos al nuestro, como Tres Arroyos y Coronel Pringles, convirtieron a sus ciudades en “libre de humo” y desde hace muy poco tiempo no se permite fumar en ningún tipo de espacio cerrado, sean oficiales o privados. Es de esperar que iniciativas de este tipo tengan eco a corto plazo en nuestro medio.

La otra ley que fue sancionada hace escasos días en la Provincia de Buenos Aires obliga a los comercios a cambiar las bolsas de polietileno, que hoy son entregadas para el transporte de mercaderías, por contenedores de material desagradable o biodegradable que reduzcan el impacto en el ambiente.

En el caso de los hipermercados, supermercados y minimercados de venta al por menor, el plazo para el remplazo de las bolsas será de 12 meses, en tanto que los comercios más pequeños tendrán hasta 24 meses para hacerlo. La norma prevé además la aplicación de sanciones (multas y clausuras) para quienes, superado ese plazo, sigan entregando bolsas de polietileno a sus clientes.

La esencia de la norma no es sólo para eliminar una bolsa de polietileno, sino que significa asumir que nuestros hábitos de consumo están afectado el planeta y es momento de cambiar. Sin embargo, también hay que reconocer que, en muchos casos, la aparición de estas pequeñas bolsas en cualquier sitio se debe a un sistema de manejo de residuos obsoleto y desaprensivo como son los basurales a cielo abierto (que también deberán desaparecer, según lo establece la ley de gestión de residuos sólidos de la provincia de Buenos Aires) y de una escasa cultura ciudadana que poco contribuye a la higiene del medio.

Es imperioso comprender que vivimos en un espacio limitado y que es necesario evitar la desmesurada cantidad de bolsas que cada año se acumulan en nuestro planeta. Sin duda, abandonar el uso de bolsas plásticas representará un esfuerzo para el conjunto de los habitantes, ya que constituye un hábito muy difundido, y la ventaja de dejar de usarlas puede no ser todavía tan evidente.

Estos cambios necesariamente deben ser acompañados de un proceso de información adecuada y enmarcados en una política cuyo objetivo sea desalentar el uso del packaging innecesario en todos los productos que utilizamos. Se trata de una iniciativa que debe ser alentada e imitada porque promueve que todos los sectores de nuestra sociedad comiencen a sensibilizarse con este tipo de acciones que tienen por objetivo promover una actitud responsable frente al planeta y las generaciones futuras.

La implementación de esta ley en nuestra ciudad también sería una acertada actitud.

oscargollnitz@gmail.com

domingo, 20 de enero de 2008

Basura peligrosa

Por Oscar Gollnitz


Una de las grandes amenazas de la humanidad es la acumulación indiscriminada de la basura. Algunos países con amplia visión sobre esta problemática, desde hace varios años la transformaron en energía a través de tecnologías sofisticadas y lograron que de una situación grave se pase a cubrir alguna necesidad.

En nuestro país esta alternativa comienza a aflorar a través de escasos modelos exitosos de plantas de reciclajes. Los municipios de Rauch y Laprida son ejemplos a tener en cuenta, si se hace una mirada cercana a nuestra ciudad, donde el tratamiento de los residuos es una cuestión de Estado, y así lo asumieron autoridades y vecinos.

“Los modelos exitosos tienen que ver con el compromiso de la comunidad, de asumirlo desde el sector político como una cuestión principal y de Estado. A partir de allí se comienza a trabajar”, explicó Leonardo Giorgetti, concejal por la Agrupación Comunal Transformadora.

En diálogo con Espejo, el edil vecinalista tomó como ejemplo el trabajo que se realiza en Rauch, más allá de las diferencias en volumen de recolección (cinco o seis toneladas de basura diaria contra 70 en Necochea, que en verano se duplica). “Lo importante es asumir el compromiso y comenzar a cambiar nuestra realidad”, dijo al referirse al vaciadero que la empresa Servicios Ambientales Necochea (SAN) posee a unos seis kilómetros de la planta urbana local, sobre el denominado camino viejo a La Dulce.

En ese predio tendría que estar funcionando una planta de tratamiento de residuos pero, a simple vista, lo que se aprecia es el acopio de la basura de toda la ciudad y Quequén.

Un problema de todos

El tema de la basura es un problema que afecta a todos. ¿A dónde van a parar los residuos? ¿Se los seleccionan? ¿Se hacen tratamientos adecuados? ¿Se reciclan? ¿Pueden comprometer el medio ambiente local? Estos y tantos otros interrogantes tienen por respuesta el silencio. “La falta de compromiso que han tenido los gobernantes ha sido sistemático en Necochea. Cada uno que asumió en el municipio tomó a esta realidad como un problema crónico sobre el que no se puede hacer nada”, se lamentó Giorgetti. Luego añadió que “para revertir esta situación hay comprometerse en serio. Desde la ACT propusimos el año pasado que el dinero destinado para refaccionar la avenida 75, que ya la tenemos, fuera invertido en el inicio de la construcción de una planta de reciclaje”.

En ese sentido explicó el edil que “se podría haber realizado una experiencia piloto en La Dulce aprovechando que es una localidad muy organizada… Claro –añadió- lamentablemente un trabajo de esta naturaleza no sirve para sacar la foto que necesitan los políticos para sus compañas”.

Basura a cielo abierto

La empresa Servicios Ambientales Necochea (SAN) se “compró” un problema importante de nuestra ciudad al tomar la posta del desastre que produjo la concesionaria anterior, Alvarez y Patiño S.A., desde el 13 de diciembre de 1998. Esta firma tenía contrato con la Municipalidad de Necochea por el término de 10 años, pero terminó en medio de conflictos con empleados y con la propia comuna.

A fines de octubre de 2001 ambas empresas firmaron un acta acuerdo y el traspaso de la concesión. La firma local SAN comenzó a brindar el servicio en el distrito de Necochea, con los inconvenientes propios de hacerse cargo de una situación traumática.

Hace pocos días la Municipalidad renovó el contrato con las autoridades de SAN, lo que hace pensar que a esta altura de las circunstancias todo debería funcionar, al menos, de manera aceptable. Sin embargo, la basura continúa depositándose en grandes cavas, y, lejos aparecen las indicaciones del pliego de bases y condiciones respecto al tratamiento que debe darse a los residuos.

Por citar un detalle menor, no existe el cerco perimetral del lote con una altura mínima de 2,40 metros, herrajes, mallas y alambres galvanizados.

El pliego de bases y condiciones establece también que los terraplenes de circulación permanentes deben ser iluminados mediante artefactos de vapor de sodio de 150 W montados sobre columnas metálicas y espaciados cada 50 metros; y que las zonas de descarga tendrán mayor densidad de iluminación, situaciones a simple vista inexistentes.

Si se quiere, estas irregularidades se podrían tomar como una cuestión estética, aunque no lo sean ya que hacen a la seguridad. Más preocupante es la no construcción de recintos estancos para impedir la migración de gases y percolado de líquidos hacia el exterior o al acuífero. Ninguna de las personas consultadas supo responder si se realiza la correspondiente impermeabilización en el terreno; la cobertura y anclado de membranas; el tratamiento de lixiviado o si funciona el sistema de evacuación del biogas.

Lejos está ese sector de la ciudad de lo que se supone debe ser un lugar para tratar la basura y evitar un foco de contaminación extremo como el que, seguramente, se está gestando. Lo mismo ocurre en los terrenos que las empresas Farfalini primero, y Alvarez y Patiño después, dejaron a cielo abierto como regalo a nuestra comunidad.

Para Giorgetti “no hay un control sobre la basura que llega (al vaciadero). El problema de vecino termina en la puerta de la casa, cuando deposita todo en la bolsita: plásticos, metales, pilas, etc. Pero en este lugar no existe un control en el ingreso, ni dónde se depositan los residuos”.

“Los piletones –continuó- deberían tener una membrana que no la tienen, el lixiviado no está controlado ni va a piletones para su tratamiento. Es decir, esta situación está contaminando, de alguna manera, las napas, y esto es preocupante”.

Otros inconvenientes

Nauseabundos olores y la proliferación de alimañas son otros de los inconvenientes que se generan en basurales a cielo abierto que, por otra parte, están prohibidos. El fuego por autocombustión de residuos no es un detalle menor al momento de mencionar problemas. El vaciadero está a pocos metros de la ruta provincial 228, que une Necochea con Tres Arroyos, y columnas de humo suelen entorpecer el tránsito de vehículos con el peligro que ello significa. Como si fuera poco, ese sector es uno de los pasos obligados de aviones que aterrizan en el aeródromo local.

El cumplimiento de la empresa ha sido mínimo y ello es palpable con sólo mirar el vaciadero. Por el tiempo que SAN lleva trabajando, un sector debería estar forestado sobre el relleno de la basura, pero sólo hay unos pocos árboles, más muertos que vivos.

Para muestra sobran los ejemplos descriptos, aunque hay muchos más. De ello se desprende que Necochea está muy lejos de tener una planta de reciclaje que permita una mejor calidad de vida, evitando contaminación. En los últimos 25 años quedó demostrado que los dos partidos políticos que gobernaron nuestro distrito no intentaron nada para avanzar en este sentido.